La primera regulación en el ámbito internacional referida específicamente a la trata de personas con independencia de la finalidad de ...
Marco Legislativo
El flujo de la Trata sigue unas rutas muy concretas, de origen y destino. En el ámbito de la Unión Europea, EUROSTAT ha elaborado...
Ruta de la Trata
Los niños y niñas representan casi una tercera parte de todas las víctimas de trata de personas en el mundo (20% niñas y 8% niños), s...
Menores víctimas de Trata, España
De entre todas las víctimas de la trata en España, ¿cuál creéis que es el porcentaje de menores de edad?
— Contra mi Voluntad (@stoptrata) 7 de septiembre de 2017
No obstante, hay que tener en cuenta que la Sección de Extranjería de la Fiscalía General del Estado da otras cifras: según estas, en 2015 el número de posibles víctimas menores de edad de trata de seres
humanos alcanzó la cifra de 48.
Estas cifras se quedan cortas en comparación a lo que dicen organizaciones como la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención a la Mujer Prostituida (APRAMP), que asegura que de las mujeres que rescataron, el 52% afirmó haber comenzado a ser explotadas sexualmente cuando todavía eran menores de edad.
¿Cuánta trata hay en España? Al preguntar a traves de nuestro Twitter, @StopTrata , a los usuarios sobre su percepción al respe...
Incidencia de la Trata en España
Trabajamos con cifras oficiales de trata en España, queremos saber si la percepción de la gente se aproxima. ¿Qué incidencia creéis que hay?— Contra mi Voluntad (@stoptrata) 4 de septiembre de 2017
No obstante, cabe destacar que estas cifras aumentan cuando se pregunta a las asociaciones: por ejemplo, calculan que entre 40.000 y 50.000 mujeres son víctimas de trata con fines de
explotación sexual en nuestro país. Pero los datos que ellos manejan incluyen a víctimas cuyos casos no siempre terminan en procesos judiciales.
Maifa fue liberada por la policía en 2015. (A3N) El sur de la isla de Tenerife (España) es el lugar escogido por muchos turistas veni...
Cuando el traficante de personas es una antigua y generosa compañera de colegio
La obligaron a ejercer la prostitución para pagar la deuda de 52.000 euros que supuestamente había contraído con sus tratantes por viajar hasta el archipiélago canario, a donde llegó en 2014. "No podía hacer esto que ellos querían, dedicarme a la prostitución, por eso escapé", explica. Sin lugar a dónde ir y temiendo ser encontrada por sus captores pasó días oculta en una montaña donde acabó cayendo enferma. Finalmente la policía la encontró y la llevó al hospital, donde estuvo ingresada dos meses. Su pesadilla había acabado.
Las redes de tráfico de personas pueden tener orígenes en lugares muy insospechados. Maifa cayó en la trampa cuando una antigua compañera del colegio de Nigeria, mayor que ella y que vivía en Canarias, la llamó un día para preguntarle si quería ir a Europa. La joven la creyó y desde ese momento su vida cambió. Viajó sola desde Nigeria hasta Madrid, y desde ahí a Tenerife, siendo controlada en todo momento por su antigua compañera de colegio.
"Hay gente que tiene energía para ese trabajo, pero yo no la tengo", expresa Maifa al rememorar el cautiverio al que se vio sometida, y que usa un pseudónimo para evitar ser localizada por los traficantes.
Durante su estancia en el hospital, tras escapar, la policía la visitó en varias ocasiones para investigar las raíces de la red que la había llevado hasta allí, y finalmente, en 2015, la enviaron al centro de acogida para mujeres víctimas de trata de la congregación religiosa de las Hermanas Oblatas, en Las Palmas de Gran Canaria.
Tiene buenos recuerdos de los dos años que pasó en la casa de acogida, compartiendo experiencias con otras 14 mujeres que, como ella, habían sido víctimas de traficantes de personas. "Las chicas de las Oblatas son como mi familia... No, son mi familia", precisa tras reflexionar unos segundos.
El tiempo que pasó allí le sirvió no solo para recuperarse de sus heridas, sino también para aprender un oficio. Tras realizar un curso de costura ahora mismo trabaja en una lavandería. Se siente a gusto con la vida que lleva y no piensa regresar a Nigeria.
Lema no es su verdadero nombre, pero sí lo es su historia. Lema pensaba que su vida iría a mejor cuando decidió marcharse de la Repúbli...
Lema, víctima de la trata de personas por culpa de la intolerancia
Lema pensaba que su vida iría a mejor cuando decidió marcharse de la República Democrática del Congo por los problemas que tenía con su familia, pero la realidad resultó ser muy diferente. Buscaba encontrar un entorno más tolerante. "Estaba saliendo con una chica pero hay países en África en donde a la gente eso no le gusta y a mi familia tampoco", explica. De pronto, como un salvavidas, le llegó la ayuda a la que asirse de la mano de un amigo de un tío suyo.
"Me dijo que podía ayudarme a salir porque en mi país la situación estaba complicada", recuerda Lema. Ante las constantes agresiones de su familia y otras personas de su entorno decidió confiar en alguien cerano que consiguió sacarla de la ciudad donde vivía, en el oeste del Congo, y llevarla hasta Senegal. Una vez allí la ayuda prometida se desvaneció y "todo cambió".
Encerraron a Lema en una casa y la obligaron a prostituirse. "Pasaron muchas cosas hasta que finalmente escapé", cuenta la joven, que ahora tiene 22 años. Sola y en una país desconocido, trató de contactar con unos familiares suyos en Francia que la repudiaron con insistencia debido a su pasado. Finalmente, tras mucho suplicar, un tío suyo que vivía en ese país europeo viajó hasta Senegal para tratar de sacarla del país y llevarla a Francia.
Pero Lema no tenía documentación, fruto del expolio al que le habían sometido sus tratantes en Senegal. Finalmente, en 2015, consiguieron salir del país con destino a Las Palmas de Gran Canaria (Islas Canarias) falsificando el pasaporte de su tía francesa. Su intención de llegar hasta Francia, no obstante, se vio truncada cuando la policía española se dio cuenta de la falsificación del documento.
En un primer momento la joven congoleña pasó dos semanas en un centro de menores de Gran Canaria, pero cuando la policía se percató de que por aquel entonces Lema tenía 20 años la enviaron a la casa de acogida que la congregación religiosa de las Hermanas Oblatas tiene en la capital de la isla, y que es el único recurso alojativo para víctimas de la trata de personas en la ciudad.
Su vida ha mejorado significativamente desde entonces. "Me preocupa que no tengo papeles pero estoy bien de salud", expresa agradecida. El año que pasó recuperándose de la traumática experiencia en la casa de acogida descubrió a su segunda familia, mientras compartía espacio con otras 14 mujeres que como ella habían sufrido los horrores de la esclavitud en el siglo XXI.
"Me llevo muy bien con ellas", expresa Lema, pese a que admite pequeños roces con otras compañeras producto de la convivencia del día a día. Ahora, la joven ha pasado a otro nivel en su proceso de recuperación y comparte un piso de autonomía de las Oblatas con otras compañeras.
Ella por fin es dueña de su vida una vez más, con todas las incertidumbres que a veces conlleva y las decisiones que hay que tomar.
"Antes quería ir a Francia porque echaba mucho de menos a mi familia. Ahora Francia no me llama la atención. Voy a ver si me quedo aquí y sigo estudiando", dice con un deje de divagación que solo una persona verdaderamente libre puede permitirse.
Síguenos
Como proyecto transmedia e interactivo, la historia continúa en nuestras redes, donde podrás estar al tanto de la actualidad, participar en nuestras encuestas y encontrar más contenido que complete la visibilización del problema de la trata.